viernes, 29 de julio de 2016

EL VENENO DEL RESENTIMIENTO

El resentimiento y la culpa son venenos para el alma. Son mucho más perjudiciales para uno mismo que para cualquier otra persona. En este artículo descubrirás las causas del resentimiento y cómo puedes abrirte a la verdad que cura el dolor de la ira y del resentimiento.

Nuestro ego o yo herido cree que si echamos la culpa a alguien, de alguna manera podemos tener control sobre esa persona o sobre el resultado de las cosas que deseamos. Pero lo que el resentimiento realmente hace es enviarnos a las tinieblas y ubicarnos a nosotros mismos como una víctima.

Es muy útil pensar en el resentimiento como el envenenamiento de uno mismo mientras se espera que el otro sea quien sufra algún daño. Si logras comprender que la ira, la culpa y el resentimiento son venenos para el alma, este razonamiento puede ayudarte a que tengas la intención en liberarte de esos sentimientos oscuros.

Es necesario que sepas que esos sentimientos no vienen solos, son el resultado de pensamientos y creencias oscuras y confusas. Por ejemplo, si usted tiene la idea, “Juan Carlos me está haciendo daño con esa actitud de constantes críticas y juicios”, es probable que te veas a ti mismo como una víctima y te sientas enfadado y resentido. Pero sostener ese pensamiento o creencia no significa que sea una realidad, podrían existir múltiples razones en las que Juan Carlos tenga una actitud crítica y haga constantes juicios hacia su entorno; su propia baja autoestima puede llevarle a tener una actitud desdeñosa con los demás.

El resentimiento, puede ayudarte a reconocer que te estas identificando con tu ego, el cual siempre cultivará pensamientos y sentimientos que causan dolor emocional, puesto que vive comparandose con los demás y busca la aprobación, aceptación y amor afuera. Cuando te identificas con tu Espíritu, quien en verdad eres, tus pensamientos y sentimientos son optimistas, y tiene como cimientos la aceptación y el amor. Por el contrario, pensamientos que causan ira, miedo y resentimiento son pensamientos que han sido creados por el Yo herido, estos no se basan en la verdad, porque la verdad nunca provoca ira y miedo. La verdad sin duda puede causar tristeza y dolor, como cuando un ser querido se ha ido, ha fallecido. Pero la ira y el resentimiento no son lo mismo que la tristeza y el dolor. La ira y el resentimiento son el resultado de culpar a alguien o algo.

La verdad sobre el dolor de un ser querido que ha fallecido, puede liberarse abriendose a conocer la verdad, entendiendo y aceptando el proceso de la vida. La fe en Dios como fuente de amor que a uno lo sostiene. La creencia de que el alma no muere, sino que deja esta particular vida cuando ha concluido con lo que tenía que aprender en esta encarnación, hace posible la aceptación de la pérdida, y uno puede entristecerse, pero sin resentimiento. Así, uno no está permitiendo que esta gran pérdida envenene su alma.
La traducción bíblica literal de la palabra “pecado” es “fuera de lugar”. Cuando nuestro pensamiento y comportamiento están fuera de lugar, estamos “pecando” porque no estamos en la verdad. Dios es la verdad, el amor, la paz y la alegría. Cuando no estamos en el amor y la verdad, entonces estamos lejos del lugar que nos corresponde para alcanzar la felicidad. Al estar fuera del lugar que nos corresponde, nuestros resultados son pensamientos cargados de negatividad – ira, miedo, ansiedad, depresión, resentimiento, culpa. La negatividad es perjudicial para el alma. Este es un “pecado” contra nosotros mismos.

Nuestro ego herido tiene su origen en la mente y es la parte de nosotros que quiere el control, su objetivo primordial es conseguir amor, evitar el dolor y alcanzar la sensación de seguridad; lo que hace que constantemente los pensamientos estén fuera de lugar. El ego es incapaz de saber lo que es verdad y lo que no lo es. Piensa que es sabio e inteligente, pero en realidad siempre está “fuera de lugar”. Todos los pensamientos que vienen del ego se basan en el deseo de control sobre los demás y los resultados ansiados. El deseo de controlar es lo contrario del deseo de amar y estar en la verdad.
La verdad no se origina en la mente pensante. La verdad viene a la mente desde el Espíritu, esto sucede cuando estamos abiertos a aprender sobre el amor y la verdad. La verdad nunca crea resentimiento alguno.

La ira, el resentimiento, la ansiedad, el miedo, la depresión – estos sentimientos son señales de que usted no está en la verdad, que está permitiendo que su ego tome dominio sobre su vida y su alma. Cuando uno aprende a conectar con su interior, y abre su corazón para conocer la verdad, aprende a amarse a sí mismo y a los demás, entonces se libera de los sentimientos negativos y comienza a vivir en paz y alegría que viene de estar en la verdad, incluso en los momentos donde uno tenga que hacer frente a la tristeza y dolor. (…)


Alejandra Plaza, Licenciada en Administración de Empresas, Master en Gestión Empresarial y Master en Comercio Internacional, Coach y Motivadora

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